Islam en las sociedades sahelianas

Alberto López Bargados cierra el módulo de Antropología del CIRA2020.

Ayer jueves, recuperamos la 26ª sesión del curso, sobre «Cultura y tradición en las sociedades sahelianas con especial énfasis en el papel del Islam». Nos remontamos a la revuelta tuareg de 2012 y empezamos a trazar el mapa de actores y eventos más significativos, para entender las líneas históricas que explican la situación actual de Malí.

Hablamos del Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA), así como de su proclamación de independencia y sus argumentos políticos. Por otro lado, analizamos la emergencia y heterogeneidad del nuevo y principal actor político, el «actor yihadista». La Operación Serval francesa y la MINUSMA (Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí). Todo ello, unido a los conflictos entre pastores y agricultores por el uso y la explotación de la tierra, en un contexto en el que aumenta la presión sobre el suelo. A nivel local, los recambios presidenciales de Dioncounda Traoré a Ibrahim Boubacar Keïta; y a nivel más internacional, la externalización del conflicto, debido a la presencia del actor yihadista transnacional.

A raíz de este panorama, reflexionamos sobre el papel del Islam y la utilización de un léxico religioso para dar respuesta a demandas políticas, en el contexto de un desmantelamiento absoluto de la Administración. ¿«Radicalización del Islam» o «islamización de la radicalización», como dice Olivier Roy? A ello, cabe sumar la ceguera interesada, mágica, prístina y perfecta de las instituciones internacionales (e.g., FMI, BM, OTAN, ONU), que calificaban de democracia perfecta al Estado de Malí, cuando la sociedad maliense sólo veía un Estado corrupto, implicado en el tráfico de drogas.

Profundizamos en la influencia que los agentes coloniales tuvieron en el afloramiento del Islam normativo y comentamos los juicios que se vierten sobre el Islam, como «(in)tolerante» en términos políticos, más que religiosos. Debatimos sobre la distinción «Islam bueno» o «Islam malo», en función del grado de desafío político que representa. Además, ahondamos en el concepto de «necropolítica» de Achille Mbembe y, por último, nos quedamos con una gran frase: «La verdad es la primera víctima de una guerra».

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