COVID-19 y África (II): Albert Roca

El investigador Albert Roca sienta algunas bases para entender el panorama del COVID-19 en África.

Esta serie de noticias sobre «COVID-19 y África» surgen del seguimiento que, desde el GEA, se viene realizando de los múltiples impactos de la pandemia en el continente africano, así como de las iniciativas internacionales que se están llevando a cabo al respecto. Responde, asimismo, a la necesidad de poner en común y dar difusión a las reflexiones y producciones científicas que se generan en torno a los efectos del COVID-19.  

Hoy, compartimos la entrada «Oportunidades del COVID-19 para África y viceversa. Pistas de investigación», que Albert Roca publica en el blog África Vive. Tal y como Albert reconoce, este trabajo parte de «la incertidumbre de la comunidad experta internacional sobre la propagación del COVID-19 en África y sobre las formas de reaccionar ante el mismo». Sin embargo, su lectura es imprescindible para cualquiera que se aventure a realizar un análisis sobre el tema.

En este artículo, Albert expone las diferencias perceptibles entre Asia, Europa y los países de África al sur del Sáhara. En primer lugar, repasa las singularidades ecológicas, climáticas y demográficas, que podrían conducir a un cierto «aplanamiento» de la curva. Por otro lado, descarta la viabilidad y efectividad de un confinamiento general y pasa a discutir otras opciones, como los confinamientos parciales o selectivos. Asimismo, argumenta la baja probabilidad que hay de que se produzca una avalancha o colapso en el sistema nacional de salud.

Del mismo modo, Albert alerta de un posible repunte del autoritarismo global justificado «por un nuevo imperativo categórico, asentado a su vez sobre la coartada indiscutida de la salud». Por último, se exponen algunas alternativas, basadas en la salud comunitaria y la participación activa de las personas mayores, que presentan en el continente una gran influencia sociopolítica y una posición destacada en la toma de decisiones, que permitiría movilizar a la población. Sin olvidar el valor de las medicinas tradicionales y complementarias, los ensayos clínicos que ya se están llevando a cabo con fitoterapias autóctonas o la telemedicina.

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